Dios nos conoce
Hace poco, vi una foto de la escultura de Miguel Ángel, Moisés, donde se señalaba un pequeño músculo abultado en su brazo derecho: el extensor propio del meñique. Su contracción solo aparece cuando alguien levanta el dedo pequeño de la mano. Miguel Ángel, conocido como un maestro de los detalles, prestaba especial atención a los cuerpos humanos que esculpía, agregando características que la mayoría pasaría por alto. Conocía el cuerpo humano como pocos escultores, pero los detalles que tallaba en la piedra eran sus intentos de revelar algo más profundo: el alma, el interior de los seres humanos. Y por supuesto, en eso siempre se quedaba corto.
Bendición en las lágrimas
Recibí un email de un joven que explicaba que su padre (de tan solo 63 años) estaba muy grave en el hospital y su vida pendía de un hilo. Aunque no nos conocíamos, el trabajo de su papá y mi trabajo compartían muchas intersecciones. El hijo, en un intento de animar a su padre, me pidió que le enviara un mensaje de video para alentarlo. Profundamente conmovido, grabé un breve mensaje y una oración pidiendo sanidad. Me dijeron que el hombre miró el video y levantó el pulgar con entusiasmo. Tristemente, un par de días después, el hombre falleció. Había sostenido la mano de su esposa mientras daba su último aliento.
Un amor como brasas de fuego
El poeta, pintor y litógrafo William Blake disfrutó 45 años de matrimonio con su esposa Catherine. Desde su casamiento hasta la muerte de él, trabajaron lado a lado. Ella ponía color a los dibujos de él, y la devoción de ambos soportó años de pobreza y otros desafíos. Ya enfermo, el último dibujo de Blake fue el rostro de su esposa. Cuatro años después, ella murió apretando en su mano uno de los lápices de su esposo.
Terminar bien
A los 103 años de edad, Man Kaur compitió como la atleta femenina de más edad de la India en el Campeonato Mundial de Veteranos de Atletismo de 2019, en Polonia. Lo sorprendente es que ganó el oro en cuatro disciplinas: lanzamiento de jabalina y de bala, carrera de 60 metros y de 200 metros. Lo más asombroso es que corrió más rápido que en el campeonato de 2017. Esta bisabuela, en su segundo siglo de vida, mostró cómo terminar bien.
Confiarle nuestro futuro a Dios
En 2010, Laszlo Hanyecz hizo la primera compra con bitcoin (una moneda digital que valía una fracción de un centavo), y pagó 10.000 bitcoins por dos pizzas (que valían 25 dólares). En 2021, esos mismos bitcoins habrían valido más de 500 millones de dólares. Antes de que el valor de esta moneda se disparara, el hombre siguió pagando pizzas con bitcoins, y llegó a gastar 100.000 en total. Si los hubiera guardado, su valor lo habría transformado en un multimillonario. Si tan solo hubiese sabido lo que vendría.
Visión del futuro
Los 300 alumnos de la escuela secundaria de la pequeña ciudad de Neodesha, Kansas, no podían creer que, una pareja vinculada a su ciudad, había decidido pagar becas universitarias para todo estudiante local durante los siguientes 25 años.
Compasión más que amargura
Cuando las torres del World Trade Center cayeron el 11 de septiembre de 2001, Greg Rodríguez murió entre las ruinas. Mientras sus padres sufrían por lo sucedido, también consideraron detenidamente su reacción ante un ataque tan horroroso. En 2002, Phyllis, su madre, conoció a Aicha el-Wafe, madre de uno de los acusados de ayudar a los terroristas. Más tarde, dijo: «Me acerqué a ella con los brazos abiertos. Nos abrazamos y lloramos […]. Hubo un vínculo inmediato entre Aicha y yo; las dos sufrimos por causa de nuestros hijos».
Discernir los caminos correctos
Nadie hubiese creído que el skater brasileño de 16 años, Felipe Gustavo, se convertiría en «uno de los patinadores más legendarios del planeta». Su padre estaba convencido de que su hijo debía perseguir su sueño de patinar profesionalmente, pero no tenía dinero. Entonces, vendió su auto y llevó a Felipe a la renombrada competición de patinaje sobre tabla Tampa Am, en Estados Unidos. Nadie había oído hablar de él… hasta que ganó.
Toda la casa
Vestido con su mono a rayas, Santiago cruzó el húmedo gimnasio de la cárcel y se metió en la piscina portátil donde el capellán de la prisión lo bautizó. Pero su gozo se multiplicó cuando se enteró de que su hija, también reclusa, se había bautizado el mismo día… ¡en la misma agua! Cuando se dieron cuenta de lo que había sucedido, incluso el personal se emocionó.
Cuidarnos los unos a los otros
José, un maestro suplente de 77 años, vivió en su auto durante ocho años. En lugar de usar el dinero destinado al alquiler, José lo enviaba a muchos familiares en México, que lo necesitaban más. Temprano cada mañana, uno de los exalumnos de José lo veía hurgar en el baúl del auto. «Sentí que tenía que hacer algo al respecto», dijo el hombre. Así que organizó una recaudación de fondos y, semanas más tarde, le dio a José un cheque para ayudarlo a pagar un lugar donde vivir.